Aguamala

Aguamala

Aguamala, de Nicola Pugliese

Editorial Acantilado | 2022 | 168 páginas

#Nápoles #Suspense #MonólogoInterior

3.5/5

«La espera se convertía en una enfermedad agotadora, galopante, que aferraba la garganta y apretaba, apretaba. Te venía a la mente que tal vez no estuvieras muerto, pero que ya no vivirías, al menos no como antes

Llueve intensamente en Nápoles y a las pocas horas los estragos del agua se dejan sentir en la ciudad, algunos edificios se derrumban, grandes simas se abren en las calles. Por si fuera poco, empiezan a producirse extraños fenómenos: de la fortaleza almenada de la ciudad salen voces fantasmagóricas, las monedas de cinco liras emiten una dulce melodía, el mar se desborda y sus aguas siguen el rastro de los niños que callejean, tres muñecas raídas aparecen abandonadas en lugares misteriosos… Todo parece indicar que la lluvia es el presagio de un inminente suceso aún más extraordinario que cambiará para siempre el sentido mismo de la vida. 

Aguamala (Malacqua, en el italiano original) es una novela con una historia curiosa. A pesar de que la primera edición gozó de gran éxito cuando la publicó en 1977 la prestigiosa editorial Einaudi a iniciativa de Italo Calvino, su autor, Nicola Pugliese, se negó a que fuera impresa de nuevo hasta su muerte. Así, no fue hasta el 2013 que fue reeditada –esta ver por el editor Tullio Pironti, amigo del autor, en su editorial homónima– y descubierta por una nueva generación de lectores; y hasta el 2022 que ha sido traducida al castellano.
 
Es una novela muy corta, narrada como un monólogo interior desde la perspectiva de varios personajes. Algunos puntos de vista son un poco más significativos, como el de Carlo Andreoli, un periodista que puede ser entendido como un álter ego de Pugliese (cronista de la actualidad napolitana durante años). En otros apenas nos detenemos un par de páginas. Pero, en su conjunto, conforman una conciencia coral que ayuda a ver Nápoles desde un prisma polifacético. Porque la ciudad es una parte fundamental de la novela, un personaje en sí mismo: se nos presenta como un lugar único, casi maldito, marcado por sucesos fantásticos y al que la vida de los personajes está íntimamente ligada.
 
La historia se centra, como ya adelanta el título, en cuatro días consecutivos de fuertes lluvias que alteran por completo la normalidad de la ciudad. Además de producir desgracias como derrumbes y socavones que se cobran vidas humanas, el diluvio constante parece augurar la llegada de algo extraordinairo, un suceso trascendental que alterará para siempre el curso de los acontecimientos.
 
La novela se mueve entre el suspense y el drama costumbrista, y tiene además un toque fantástico, casi diría que de terror. Esta inquietud que permea toda la obra se manifiesta en varios hechos sobrenaturales: la misteriosa aparición de muñecas en los escenarios de las tragedias, una inaudita subida del mar que parece tener voluntad propia, o un fenómeno inexplicable por el que las monedas de cinco liras empiezan a emitir música.
 
Y aquí viene mi principal crítica a la novela, así como un gran espóiler: ninguno de estos misterios, augurios o presentimientos va a ninguna parte. El autor no proporciona ninguna explicación a las tramas que introduce, y tampoco llegan  a adquirir un sentido claro. Más allá de contribuir a construir un sentimiento de expectación, todas las tramas se quedan en cabos sueltos. Aunque creo que en parte esta era la intención del autor,  retratar el espíritu providencialista que mantiene a la ciudad congelada: a los poderosos preocupados de eludir responsabilidades, a la clase obrera a la espera de una salvación que no llega.
 
Si como yo eres la clase de lector que busca algo más que una atmósfera, que aprecia la resolución de las incógnitas, probablemente Aguamala te frustre tanto como a mí. Aunque dicha atmósfera, hay que reconocerlo, está muy bien dibujada: opresiva y cargada, como una respiración contenida, y fiel reflejo de cómo la lluvia afecta de manera casi irracional a nuestro psique colectivo. También está logrado el retrato de la sociedad napolitana, y la sutil crítica (a las instituciones ineficientes, la especulación, la desigualdad) que se desprende de la multiplicidad de testimonios y los destellos de las vidas que conforman la narración.
 
La manera en que está escrita la novela puede que tampoco sea para todo el mundo, aunque yo sí la he apreciado: me ha recordado mucho al estilo de Saramago en Las intermitencias de la muerte, una parodia del discurso burocrático plagada de térmicos arcaicos y frases rimbombantes, con un filo de humor.
 

Recibí este libro a través de una edición de Masa Crítica. ¡Muchas gracias a Babelio y a la Editorial Acantilado por contar conmigo!

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Elena

Mis cosas: dramas de época 🎬, libros 📚, demasiado café ☕ y siestas que te dejan más cansadx que antes 😴.

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