La biblioteca de París

La biblioteca de París

La biblioteca de París, de Janet Skeslien Charles

Salamandra | 2021 | 432 páginas

#París #Biblioteca #IIGuerraMundial

3/5

«La biblioteca es mi refugio. Entre sus estanterías siempre encuentro un rincón donde leer y soñar, un rincón al que puedo llamar «mío». Quiero asegurarme de que todo el mundo tenga esa oportunidad, sobre todo las personas que se sienten diferentes y necesitan un hogar.»

París, 1939. La joven Odile Souchet lo tiene todo: un atractivo novio oficial de policía y un trabajo de ensueño en la Biblioteca Americana de París. Pero cuando estalla la guerra y los nazis marchan sobre París, Odile se expone a perder todo lo que le importa, incluida su querida biblioteca. Sabe que en los momentos difíciles los templos de la cultura peligran porque los libros contienen palabras e ideas prohibidas que deben destruirse. Odile no puede permitir que eso suceda: debe salvar esas páginas, de modo que puedan nutrir la mente de quien llegue después. Junto con sus compañeros, se une a la Resistencia y pone el centro a disposición de los judíos: expulsados de sus casas, tras los libros se sienten seguros, y Odile los defenderá cueste lo que cueste.

La biblioteca de París es una de esas novelas que, reconozco, pinta mejor de lo que luego resulta. Como a muchas personas a las que les gusta leer, siempre disfruto con historias que traten sobre los propios libros y la importancia de la literatura. En principio, La biblioteca de París prometía ser eso: la obra recupera el papel que jugó la Biblioteca Americana de París durante la ocupación nazi de la ciudad como un pequeño bastión de cultura y tolerancia frente al antisemitismo. Sin embargo, la labor de la biblioteca termina quedando en un segundo plano y son las (no demasiado interesantes) historias personales de los protagonistas las que guían la trama.

La obra se divide entre París durante los años de la Segunda Guerra Mundial y un pueblecito de Montana en los 80. Odile Souchet es la protagonista, una joven bibliotecaria francesa que comienza la novela con 20 años y que, más de 40 años después, se ha convertido en la misteriosa señora Gustafson. Vive al lado de una niña llamada Lily (desde cuyo punto de vista seguimos varios capítulos) en la comunidad rural de Froid. La pregunta de «¿cómo ha terminado allí?» aporta algo de intriga a la novela, pero la mayor parte de la historia se centra en la vida de Odile en París durante la guerra.

Uno de los principales fallos de la novela es que la admirable labor del personal de la Biblioteca Americana de París durante la ocupación no es en realidad el argumento principal, sino el telón de fondo de una serie de relaciones familiares y amorosas. Quizá parte de la culpa de mi decepción la tenga la sinopsis oficial, que he copiado al comienzo de la reseña: ¿verdad que leyéndola uno se imagina que la novela será un heroico relato de la Resistencia? Además, y a pesar de que el libro tiene más de 400 páginas, no profundiza mucho en los temas que trata —pasa casi de puntillas por la crudeza del Holocausto e incluso las reacciones y sentimientos de los personajes me han resultado tibios, sin llegar a emocionarme.

Pero lo que más me ha molestado de La biblioteca de París es sin duda el tono moralista que tiene gran parte de la novela. La autora casi nos deletrea las moralejas que debemos extraer de cada episodio. Como ya he mencionado en otras reseñas, prefiero que un escritor me deje sacar mis propias conclusiones en lugar de imponérmelas, sobre todo cuando no llegamos a las mismas. La manera de Janet Skeslien de abordar los dilemas morales de sus personajes y sus posibles fallos me ha parecido un tanto simplista y beata, y particularmente fuera de lugar en una obra que se enmarca en su mayor parte en el contexto de un genocidio.

La autora conoce bien la Biblioteca Americana porque trabajó allí. La otra historia que recorre  la novela, la de la joven Lily en el pueblecito de Froid y su relación con Odile, está inspirada en la vida real de Janet Skeslien. Criada en Montana, vivía al lado de una mujer francesa que había dejado su país para casarse con un soldado americano al que apenas conocía. Este aspecto autobiográfico es de las pocas cosas que dan algo de sentido a la inclusión de la subtrama de Montana: personalmente considero que las dos partes de la novela no quedan bien cohesionadas. La marcha de París de Odile es repentina, casi toda su historia en Montana hasta que conoce a Lily queda despachada en unas pocas páginas, y su marido, Buck, es poco más que una nota a pie de página.

Aunque no desvelaré el final, diré que me ha resultado un tanto predecible y atropellado. No he encontrado el acontecimiento que hace que Odile abandone París por Montana y conecta las dos partes de la novela ni tan sorprendente ni tan bien hilado como esperaba. Quizá sea yo, que no soy una jueza moral tan implacable como la autora, pero me parece que la reacción de la protagonista resulta precipitada para el lector, y que no funciona como la justificación que debería ser entre las dos subtramas.

A destacar del libro, la labor de documentación de la autora, que consigue recrear con esmero la realidad de París durante la guerra y la realidad de la Biblioteca Americana en la época. En la web personal de Janet Skeslien podéis encontrar fotografías y documentos reales que resultan muy interesantes, y más aún en la web de la propia Biblioteca. Una cosa es cierta: ¡me han entrado muchas ganas de poder visitarla algún día!

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Disfrutas con las ficciones históricas y las historias que abordan el papel fundamental de los libros y las bibliotecas para construir sociedades libres y tolerantes.
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Elena

Mis cosas: dramas de época 🎬, libros 📚, demasiado café ☕ y siestas que te dejan más cansadx que antes 😴.

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